martes, 4 de noviembre de 2008


Pero la boda estaba a punto de sucintarse, sus pasos frente a mi dolor, su estúpida idea del amor. Su engaño, su traición y mi delirio. Corría siempre a toda dirección, rebotando en puntos angostos de mi espalda. Donde la desesperación, abatía mi alma, donde el corazón saltaba de miedo y se dormía frente a tu recuerdo, ahí estaba yo, mujer incoherente, con aires de frescura y talento trascendente.


Entretejido entre tantas mentes, entre mis dedos y el sentido de verte. Entre la estúpida idea de no hablarte, de ti borrarme, de sinceramente aguantarme ante tantos dolores, de lo cual era presa todas las enteras noches.
Donde mi cabeza revoloteaba entre tantos sueños y mis ojos sacudía de dolor con aguas incalculables e impredecibles, así me dejaste tu, abarrocada en el sillón, de espaldas a cualquier situación, jugando a no encontrarte y en ti suicidarme, así estaba yo, sufriendo por amor.

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