domingo, 24 de agosto de 2008

de nuevo ella merodeando la asotea




Ella estaba ahí, bañándose, las gotas de agua recorrían su cuerpo, al mismo tiempo, le daban vida, rozaban cada parte de su alma y cada rincón de su cuerpo, recorrían su cadera,
su vientre, sus pies, mientras el sol salía, minuto a minuto.
Ella recobraba vida, en el agua, disfrutaba cada gota, y se alistaba para salir, cuando de pronto se preguntaba que era de ella, porque tan feliz, tan risueña, tan real o era acaso irreal? Decidida a salir del baño, acabo y pronto regreso a la realidad , se seco, miro al espejo y ahí estaba ella tan china, tan morena, tan despierta con gran animo, se encaminaba hacia su cuarto, a cubrir su cuerpo, pero sin quitar esa libertad, termino así de arreglarse.
Se pinto, se peino. Decidió refundirse entre las calles, entre los ojos, el contacto físico era un vinculo mas fuerte que las palabras, le decían a menudo, los ojos tienen una memoria duradera mas aun que el olfato. Ella sabia lo compleja que es la vida, la tierra . Comenzó a creer que ya no era de Marte, a dejarse amar por este planeta, por los árboles, insectos, las nubes y porque no, ese gran amor a la luna, que la hacia llorar, la hacia entumecerse del amor hacia ella, a esa existencia, a ese amor.
Hoy era feliz por reencontrarse con personas que amo, que ama y amara.Hoy negocia con el destino y juega a sorprenderse en cada esquina, en cada semáforo. Mira y mira sin ser la de antes, pero, nunca siendo alguien que no es, si no, siendo ella, solo ella y siempre ella.
Después de largas horas de observar el centro, decidió tomar fotos , capturarlas en rollos, en lentes, en historias fabricadas con el corazón, ahora, ya era todo una artista pintada de arena con talles de gala y figuras tras su cuerpo. Hoy se enamora del arte, la música su debilidad, la fe su arma, hoy se entrega a los demás como nadie, como nada. Aunque no existe la nada, dejo su sombra navegando en los jardines, en las viejas construcciones, en el cráter de la luna, en los demás, que se sorprendian con admiración, viendo sus pies, sus huaraches, aquel morral delirante fantasioso, aquel libro con sus anotaciones mas importantes y porque no, su cámara que navegaba junto al mar de recuerdos. Ahí estaba ella, parada frente al mundo, frente así misma.

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